Los ajolotes son emblemas nacionales, pero su estado en estado salvaje es sumamente delicado. Diferentes organizaciones se esfuerzan por conservarlos y podemos ayudar “adoptando” uno.
Hacia el final de 2022 cuando comenzaron a circular algunos de los nuevos billetes de pesos mexicanos, el que causó un enorme furor fue el que tenía plasmado a una de las especies más emblemáticas del centro de México, el ajolote (Ambystoma mexicanum). Al grado de que ni siquiera lo querían gastar.
A opinión de muchas personas, este anfibio es de las especies mexicanas más bonitas, sin embargo, fuera de los individuos albinos o leucísticos, cuya piel es de un hermoso color rosita y las branquias de color rojo, los individuos de la misma especie pero de color normal no suelen recibir tanta atención.
Jóvenes por siempre
Los ajolotes se caracterizan por su aspecto siempre joven, dirían algunos que con “carita de bebé sonriendo”. A esto se le conoce como neotenia, una característica en la que los organismos alcanzan la madurez sexual pero siguen teniendo un aspecto juvenil.
Los anfibios pasan por diferentes estadíos durante su vida, después de salir del huevo van sufriendo diferentes metamorfósis, – cada etapa tiene una apariencia muy distinta de la anterior – hasta llegar a su forma adulta.
En el caso del ajolote, una salamandra, no llega a su última etapa de adulto, sino que se mantiene en lo que en otras especies se denomina estado larvario. En una especie emparentada, la salamandra tigre (Ambystoma tigrinum), también se puede permanecer en estado neoténico cuando las condiciones ambientales no son ideales para que llegue a su etapa adulta.
Pero los ajolotes no pasan a su forma adulta debido a una carencia de la hormona estimulante de la tiroides. Esta hormona induce la producción de tiroxina, lo que desencadena su metamorfósis a un estadío adulto, es decir una salamandra con la capacidad de vivir en tierra.
Gracias a esta carencia los ajolotes pueden vivir bajo el agua toda su vida. Sin embargo, si se les expone artificialmente a la hormona sí se pueden desarrollar a salamandras, aunque con un elevado riesgo de muerte.
Sacadas de su hogar
Los mexicanos sabemos que esta especie es un icono de Xochimilco – el billete también ayudó a eso -, lamentablemente los canales del otrora lago en la Ciudad de México han sufrido un deterioro muy grande.
La contaminación por las descargas de aguas residuales, el uso desmedido de insecticidas y fertilizantes químicos, la introducción de especies exóticas, la sobreexplotación y el crecimiento de la mancha urbana se suman a que los manantiales que lo alimentaban se han secado.
Todo esto ha afectado a tal grado que la supervivencia de diversas especies acuáticas que se desarrollaban en ellos se ha visto muy reducida. Las poblaciones silvestres de ajolote prácticamente son inexistentes, en 2013 se estimó que tan solo quedaban 35 individuos por kilómetro cuadrado.
Afortunadamente, dada las peculiaridades de la especie como organismo modelo para la ciencia, existen muchas asociaciones y grupos de trabajo científico con muchos individuos a los cuales mantienen y reproducen continuamente, con la esperanza de que se pueda volver a introducir una población en su habitat natural.
Recuperando al ajolote y a Xochimilco
Tanto la región de Xochimilco como el pequeño anfibio tienen una gran relevancia en la historia y cultura mexicana. Los animales están en muchas expresiones artísticas y productos no solo en México, sino en el mundo.
De igual forma, los canales son uno de los principales destinos turísticos de la Ciudad, tanto por los recorridos en trajinera como por las chinampas. Esta forma tradicional de cultivo de nuestros ancestros, se sigue desarrollando en los canales, pero también se enfrenta a los desafíos presentados por la contaminación.
Diferentes agrupaciones han volcado sus esfuerzos para restablecer la salud de los canales por medio de programas de rehabilitación que benefician a todo el ecosistema. Uno de ellos es llevado a cabo por el Laboratorio de Restauración Ecológica (LRE), parte del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A su vez, la UNAM lleva a cabo el ADOPTAXOLOTL, un programa de adopción virtual en el que por medio de donaciones contribuyes a la restauración de esta especie. Pero este es solo un ejemplo, otras Organizaciones No Gubernamentales contribuyen a estos esfuerzos.
Es triste pensar que la condición del ajolote en estado salvaje bien podría contribuir a nuestro deshonroso segundo lugar como el país con más especies de anfibios en peligro de extinción.
Afortunadamente, iniciativas como las de la UNAM, y muchas otras más, intentan no solo rescatar al Ambystoma mexicanum, también su hábitat, porque entienden que de nada sirve regresar a esta especie a un sitio que no está sano.
También depende de nosotros ayudar a Xochimilco a ser un lugar mejor para todas las especies que se desarrollan en él, este emblemático anfibio y el humedal de Xochimilco necesitan que lo conservemos, y no solo en forma de billete.