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sábado, septiembre 27, 2025

El experimento que lleva casi 150 años en marcha custodiado por un selecto grupo de científicos

Se trata de un “tesoro” enterrado en 1879 y sacado de la tierra luego de 15 décadas por un grupo de científicos que trabajan en uno de los experimentos más largos en la historia de las ciencias biológicas.

En una helada madrugada de abril de 2021, unos científicos de EE.UU. tomaron un antiguo mapa, linternas, una pala y un flexómetro para buscar un preciado tesoro enterrado hace 145 años.

Al frente del pequeño grupo estaba el profesor Frank Telewski, un biólogo y líder de esta pequeña sociedad de investigadores de la Universidad Estatal de Michigan y guardián del mapa que ha sido heredado durante varias generaciones.

Una vez ubicado el sitio que señalaba el mapa, y abierto un hueco con la pala, la científica Marjorie Weber -la primera mujer en integrarse al grupo- empezó a excavar cuidadosamente con las manos, en un esfuerzo para evitar que algún golpe de la pala pudiera dañar el tesoro.

Sintió algo duro bajo la tierra, lo cual alegró a todos. Pero resultó ser la raíz de un árbol. Siguió un poco más, hasta toparse con otra cosa, una piedra. Algo andaba mal.

Revisaron el mapa y se dieron cuenta de que habían fallado los cálculos iniciales por unos 60 centímetros. Así que volvieron a excavar un poco más.

Y ahí estaba: una botella de cristal de medio litro llena de arena y semillas. Weber dice que se sentía como “haber traído al mundo a un bebé sano y salvo”.

Este tesoro fue enterrado en 1879 y luego de 15 décadas fue sacado de la tierra por este grupo de científicos que trabajan en uno de los experimentos más largos en la historia de las ciencias biológicas.

Lo inició el botánico William J. Beal aquel año como una prueba para determinar cuánto tiempo puede perdurar una semilla y seguir siendo viable para germinar.

La estafeta de su misión ha pasado entre varios guardianes, muchos de los cuales no han visto -y quizás no verán- su final. Se espera que concluya en 2100. Aunque incluso eso podría extenderse.

“Formar parte del Experimento de Semillas Enterradas de Beal ha sido sin duda uno de los momentos culminantes de mi carrera”, dice a BBC Mundo el profesor Lars Brudvig, uno de los selectos científicos del grupo.

“Desenterrar y sostener la botella de 2021, tocada por última vez por el propio Beal 141 años antes, y luego ver germinar una planta tras otra a partir de estas semillas… guau. Ha sido una alegría y un honor formar parte de este equipo”.

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