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México encuentra la temida energía negra en una mina: tiene 63 000 millones de litros

Hace algunas décadas, el descubrimiento de un yacimiento de petróleo era ganarse la lotería. Sin embargo, bajo el contexto actual, en busca de la transición energética verde, es toda una pesadilla. Recientemente, México, encontró la problemática energía negra, en un nuevo pozo que cuenta con una capacidad de entre 300 y 400 millones de barriles equivalentes.

Así es el nuevo pozo de energía negra encontrado en costas de México

El reciente descubrimiento de petróleo y gas en el pozo Yopaat 1, fue realizado por Eni y Repsol, en el Golfo de México. Este pozo, perforado a 525 metros de profundidad en aguas profundas, ha revelado la existencia de entre 300 y 400 millones de barriles equivalentes de crudo (según fuentes especializadas, equivalentes a 63 000 millones de litros), lo que potencialmente incrementa la valoración de la cartera de activos de Eni en la Cuenca del Sureste de México.

Eni, que opera en el país desde 2006 y es el principal operador extranjero con derechos en ocho bloques, colabora con Repsol, quien también ha logrado varios descubrimientos en la zona en los últimos años. En conjunto, subrayan el potencial del Golfo de México como una región vital para la producción de hidrocarburos en el contexto energético global. Pero ¿está acorde a los principios de energías limpias actuales? Estas son las razones por las que, México teme una nueva «fiebre del oro negro».

Los riesgos que se enfrenta México como productor de crudo en una era de transición energética

Como bien dijo Ahmed Zaki Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudita: “La Edad de Piedra no acabó por falta de piedras y la edad del petróleo terminará mucho antes de que el mundo se quede sin crudo”, esta frase resuena con fuerza en el contexto actual de la transición energética.

En México, el impacto de esta transformación es significativo, dado que Petróleos Mexicanos (Pemex) sigue siendo un pilar crucial en la economía nacional, a pesar de que el país ya no depende del crudo como lo hacía anteriormente. Conforme el mundo avanza hacia un objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, la incertidumbre sobre la demanda de petróleo se torna evidente, y México no es inmune a estos cambios.

Los analistas advierten que la caída en la demanda de petróleo generará retos para países latinoamericanos, incluyendo a México, que enfrenta la necesidad de atraer inversiones en un entorno donde los proyectos petroleros se vuelven cada vez más riesgosos. La mayoría de las inversiones en hidrocarburos requieren de un gran capital y un horizonte de producción a largo plazo, algo que podría verse comprometido en un futuro incierto.

A medida que las expectativas globales se orientan hacia las energías renovables, la estrategia de México debe centrarse en la eficiencia y la reducción de la huella de carbono en su producción petrolera, asegurando que su sector energético pueda adaptarse a un contexto de energía verde y evolucionada.

No se quiere un nuevo desastre petrolero, como hace 14 años

El 20 de abril de 2010 marcó un antes y un después para el Golfo de México, con el desastre de la plataforma ‘Deepwater Horizon’, considerado el peor derrame de petróleo en la historia. La explosión de la plataforma provocó la muerte de 11 trabajadores y liberó cerca de 800 millones de litros de crudo al océano en un periodo de 87 días.

Las consecuencias se han sentido en el medio ambiente, con la muerte de miles de animales y una devastación persistente en la vida marina. Los delfines, por ejemplo, han sufrido graves problemas de salud, mientras que se estima que cerca de un millón de aves perdieron la vida. A pesar de las multas y las medidas de limpieza, los daños siguen presentes, afectando no solo la fauna, sino también a las comunidades pesqueras, cuyos ingresos y medios de vida se han visto comprometidos.

Algo que no se puede repetir, este desastre resalta la urgente necesidad de salvaguardar los ecosistemas marinos y aprender de los errores del pasado, caminando hacia una energía más limpia (por ejemplo, Pemex que abandona el petróleo para producir esta energía) que permita la protección del ambiente.

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