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viernes, septiembre 26, 2025

Qué son los microplásticos y como es que los consumimos sin darnos cuenta

Respiramos, bebemos e ingerimos estas partículas a diario, con posibles efectos negativos en nuestra salud y el medio ambiente. Qué son y cómo se infiltran en nuestro entorno.

Imagina que cada vez que te lavas las manos, bebes un vaso de agua o incluso cuando respiras, estás ingiriendo pequeñas partículas de plástico sin saberlo. Este no es un escenario de ciencia ficción, sino una realidad cada vez más preocupante que la ciencia está comenzando a desentrañar: los microplásticos se han infiltrado en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria, con potenciales consecuencias para la salud humana y el medio ambiente.

La prevalencia de estos diminutos plásticos es tal que evitarlos por completo se ha vuelto casi imposible. Sin embargo, los expertos recomiendan diversos métodos para reducir la exposición a los microplásticos en el agua, los alimentos y el aire.

Los microplásticos una vez liberados en el medio ambiente, pueden ser transportados por el viento y el agua, eventualmente ingresando al cuerpo humano a través de la inhalación y la ingestión. Estudios recientes han vinculado estos contaminantes a enfermedades cardíacas, trastornos pulmonares y otros problemas de salud preocupantes.

¿Qué son y cómo se forman los microplásticos?

Los microplásticos son diminutos fragmentos de plástico, generalmente con un diámetro menor a 5 mm. Pueden originarse de varias fuentes, incluyendo la degradación de productos plásticos más grandes, como botellas, bolsas, y productos de higiene diaria como las esponjas de melamina.

Estos materiales, bajo la influencia del sol, el viento y el agua, se descomponen en partículas más pequeñas que pueden ser transportadas fácilmente por el medio ambiente.

Un estudio reciente publicado en Environmental Science & Technology reveló que las esponjas de melamina, comúnmente utilizadas en la cocina para lavar los platos, liberan billones de partículas de microplástico tóxicas mensualmente.

Estas esponjas, hechas de polímero de poli (melamina-formaldehído), desprenden microfibras plásticas debido a la fricción que se genera durante el lavado. Esto es preocupante, ya que cada vez que se utiliza una de estas esponjas, se liberan aproximadamente 6,5 millones de microplásticos por gramo, lo que se traduce en unos 4,9 billones a nivel mundial.

¿Por qué consumimos microplásticos y cómo nos pueden afectar?

La omnipresencia de los microplásticos en nuestro entorno hace que evitarlos sea casi imposible. Se encuentran en el aire que respiramos, en el agua que bebemos y en los alimentos que consumimos. Investigaciones han encontrado microplásticos en pulmones, testículos, torrente sanguíneo e incluso en la leche materna. Estos diminutos fragmentos de plástico pueden ingresar al cuerpo humano a través de la inhalación de partículas en el aire o la ingestión de alimentos contaminados, especialmente aquellos que han estado en contacto con envases plásticos.

Un estudio publicado en Environment International por investigadores de la Universidad de Birmingham demostró que ciertos aditivos en los microplásticos, como los éteres de difenilo polibromados, pueden penetrar a través de la piel, lo que subraya la necesidad de investigar más a fondo las vías por las cuales los microplásticos pueden introducir sustancias tóxicas en el organismo.

El impacto de estos microplásticos en la salud humana es motivo de creciente preocupación. Investigadores han encontrado partículas de plástico en el cerebro de ratones apenas dos horas después de haber ingerido agua contaminada con microplásticos. Esta presencia en el cerebro podría aumentar el riesgo de inflamación, trastornos neurológicos e incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson

Cómo evitar consumir microplásticos

Aunque evitar los microplásticos por completo es prácticamente imposible, hay medidas que se pueden tomar para minimizar la exposición. Por ejemplo, evitar el uso de botellas de plástico y optar por recipientes de vidrio o acero inoxidable para almacenar alimentos es un buen comienzo. Las investigaciones muestran que el agua embotellada contiene niveles significativamente más altos de microplásticos en comparación con el agua del grifo, por lo que el uso de botellas reutilizables de materiales alternativos es recomendable.

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