Rolls-Royce, la otra Rolls-Royce que no fabrica coches de lujo, acaba de anunciar su nueva línea de negocio de reactores nucleares modulares. En un momento en que la reducción de emisiones apremia, y las naciones se comprometen a cumplir objetivos de descarbonización más exigentes, mientras el alza de los precios del gas compromete el suministro energético, la energía nuclear se reivindica. Y lo hace con noticias tan importantes para el sector energético en Europa como el anuncio del presidente francés, Emmanuel Macron, de construir nuevas centrales nucleares.
Aunque mucha gente lo desconozca, lo normal es que haya viajado gracias a un motor Rolls-Royce. Los mismos motores que produce este fabricante, desvinculado por completo de la marca de automóviles Rolls-Royce propiedad del Grupo BMW, y que emplean algunos de los aviones más importantes de Airbus y Boeing.
Rolls-Royce Group, en asociación con BNF Resources UK Limited y Exelon Generation Limited invertirá 228 millones de euros, y se asegurará 246 millones de euros de inversiones públicas para la innovación en Reino Unido, para lanzar su nueva línea de reactores modulares pequeños.
Los reactores modulares pequeños son reactores nucleares de fisión que destacan por su flexibilidad y escalabilidad, por un despliegue más económico y rápido que el de los reactores nucleares tradicionales y, evidentemente, una potencia instalada en órdenes de magnitud inferiores a los de los reactores tradicionales.
Rolls-Royce, que lleva diseñando reactores nucleares desde los años cincuenta, en los que Reino Unido inició su programa de submarinos nucleares, asegura que sus reactores modulares pequeños ocupan una décima parte de un reactor tradicional. El espacio que requiere una central nuclear equipada con estos reactores pequeños – según la propia empresa – es el equivalente a dos campos de fútbol. Los reactores de Rolls-Royce generarán una potencia suficiente para dar suministro eléctrico a un millón de viviendas y el equivalente al de 150 generadores eólicos terrestres.
El objetivo de Rolls-Royce es suministrar reactores a todos aquellos países que apuestan por el desarrollo de la energía nuclear y que levantarán en las próximas décadas centrales nucleares equipadas con reactores modulares pequeños. En 2050 se espera que esta línea de negocio mantenga 40.000 puestos de trabajo en Reino Unido.
Mientras tanto, el debate acerca de la energía nuclear, en términos técnicos y, sobre todo, políticos, sigue abierto. Países de nuestro entorno, como Francia, han anunciado su decisión de seguir apostando por la energía nuclear, mientras otros, como Alemania, están trabajando en el cierre de sus últimas centrales activas.
La defensa de los reactores modulares pequeños que hace Rolls-Royce y la razón de ser de su proyecto apunta, sobre todo, a un panorama de descarbonización en el que el sector energético combine la energía libre de emisiones y residuos de fuentes renovables, como la solar y la eólica, y la estabilidad y potencia de la energía nuclear.
De hecho, una de las aplicaciones más interesantes de los reactores modulares pequeños, y a la que irán dirigidas muchos de los reactores diseñados por Rolls-Royce, pasa por suministrar energía a plantas de generación de hidrógeno y combustibles sintéticos neutrales. El mismo hidrógeno y el mismo combustible sintético que emplearán nuestros coches.